miércoles, 6 de enero de 2016

Undertale



Este año han salido el Fallout 4, el Witcher 3, el Bloodborne, el Star Wars:Battlefront, y la última entrega de los Batman, el Arkham Knight. Quién nos iba a decir que el mejor juego del año iba a ser el Undertale.

Undertale es un RPG, pero no es un RPG al uso (p.ej Final Fantasy), donde tenemos que derrotar enemigos para subir de nivel y vencer a enemigos más fuertes. Desde el primer momento, cuando somos recogidos por Toriel, una especie de monstruo-cabra maternal, se nos hace ver que, en lugar de matar a los enemigos que nos vamos encontrando, lo correcto es hablar con ellos, usando la opción ACT en el menú de combate. Ahora bien, lo que hace sobresaliente a Undertale, lo que hace que merezca la pena tener esta nueva opción, es lo magistralmente bien construidos que están todos los personajes del juego.



La premisa es que, hace mucho tiempo, los monstruos perdieron una guerra contra los humanos y, como castigo, quedaron encerrados bajo tierra. Tú, un pequeño humano, caes en el mundo de los monstruos, y allí comienza tu aventura.

Desde un robot-showman-presentador de televisión a un dragón regordete, aficionado al arte y extremadamente torpe, que cuanto más se disculpa más problemas causa, todos los "enemigos" son, realmente, reflejos de personas, y muchas veces sólo es necesario comprenderles para que nos dejen en paz. Algunos cómicos frustrados sólo necesitan que alguien les ría las gracias, otros monstruitos obsesionados con la higiene, quieren que te laves las manos antes de tocarles. Es aquí donde se apela a la inteligencia, al tacto del jugador. Undertale es, ante todo, un juego humano.

Por supuesto, también podemos masacrar a cualquier monstruo que se nos ponga por delante, pero esto trae consecuencias, además de en el mundo y en los personajes, en la propia conciencia del jugador. Parece mentira que un juego tan pequeño, tan poco artificioso, pueda hacer que uno se sienta tan sucio por dentro. Y, evidentemente, el propio juego también se ocupa de señalarte con el dedo, directa y justificadamente. Es la idea que intentó sacar adelante el Spec Ops:The Line, pero ejecutada a la perfección (aquí hay un articulo fantástico explicando en qué pinchó ese juego).



¿Qué se puede esperar uno, entonces, de un juego indie, en 2D, con gráficos que parecen sacados de la SNES, en 2015? Undertale sabe que el jugador tiene esa pregunta en la cabeza, y se gira y se retuerce sobre sí mismo para que nunca tenga la respuesta. Uno juega a Undertale en la medida que Undertale juega con él. Las expectativas y los clichés se rompen, se destrozan y se reconstruyen para volverse a romper. Es imposible anticiparse a lo próximo que Undertale decida mostrarte. Esta flexibilidad, el hecho de conocer sus propios prejuicios y limitaciones, da al juego una libertad tremenda para zarandear al jugador cuando menos se lo espera. Es pasmosa la facilidad que tiene el juego para pasar de una escena dramática a una graciosa en cuestión de segundos, y dejarnos después, por ejemplo, en situaciones dignas de cualquier survival horror.

Además de todo esto, la banda sonora, súper pegadiza, es espectacular, con temas que parecen sacados de los primeros Megaman de la Super Nintendo, o de los Street Fighter, o del Pokèmon Cristal. Las melodías de 8-bit se adaptan perfectamente a la situación que las requiere, y todo esto es aún mas meritorio al recordar que no sólo la banda sonora, sino todo el juego, ha sido desarrollado por un solo individuo (Toby Fox).



La mayor virtud de Undertale es, a la vez, su mayor defecto. Éste es un juego hecho para los que hemos escuchado las canciones de los Megaman y para los que hemos pasado tardes subiendo niveles a los protagonsitas de los Final Fantasy, es un videojuego para los amantes de los videojuegos. Undertale es el vanguardismo traído al arte digital, es una salida de norma, una ruptura de moldes absolutamente necesaria. Todos los años sale algún Call of Duty, cada lustro algún Fallout,  quizás cada década un Witcher, pero pasará mucho tiempo hasta que podamos jugar a algo tan original, tan innovador y tan emocionante como Undertale. No sólo es el juego del año, es el juego de la generación.