sábado, 21 de febrero de 2015

Por la palmadita en la espalda


Más de medio millón de visitas lleva ya el vídeo que he puesto arriba. En él, un chaval de unos 15 años decide tragarse un pez (!) como celebración por haber conseguido un número de suscriptores en YouTube. (Voy a ignorar por completo los comentarios que aparecen a lo largo del vídeo, porque no me hacen gracia y además no dicen nada interesante)

Este sujeto llega muy convencido a un erohki de que va a comparse un pez para comérselo. Pero se equivoca de sección y, en vez de por la pescadería, se pasa por la tienda de animales. Se compra un pez negro, al que da un mote muy gracioso, en caso de que tu edad vaya de los nueve a los doce años. Con el bautizo que hace este tipo al pez ya podemos intuir que su fuerte no es el humor, y tampoco lo es la originalidad. Entre la música dubstep que suena cuando va a la tienda y la brutal perspicacia de la que hay que estar dotado para conseguir ese mote para el pobre pececillo, uno empieza a sospechar que puede estar preseciando al próximo Stephen Hawking.

Pero el intrépido pescador no nos deja ni un segundo para coger aliento y, tras una inteligentísima conversación con sus compañeros de flota, echa al pez en un vaso de fanta (al menos cuando se lo tragó ya estaba muerto) y, tras unas cuantas complicaciones en el último momento, se traga al pez, no sin antes mancharse la sudadera, los pantalones, y la dignidad. Y ahí acaba el vídeo original, gracias a Dios.

Después de este festival de emociones yo ya no sé que pensar. Por un lado tendremos a unos padres orgullosísimos de que su hijo se gaste el dinero en peces para tragárselos y subirlo a YouTube. Por otra parte, están los amigos del chico en cuestión, que parece el chungo del grupo. Si el que come peces con fanta es tonto, mejor no pensar en qué serán los que le ríen las gracias.

Y ese es el problema que tiene este chaval, que le ríen las gracias. Nadie en su sano juicio se traga peces por diversión, Este tipo lo ha hecho por una razón muy concreta, y es buscar el aplauso (es una manera un poco tonta, sí, pero no parece que le podamos pedir más) . Me explico, al chaval no le hace feliz tragarse peces, le hace feliz ver como la gente le admira por ello, de hecho, en el mismo vídeo comenta que si le dan nosecuantos likes, se traga otros cinco. Y lo confirma más tarde en otro vídeo (también incluido en el de arriba), en el que la gente le critica (lógico),  y él se defiende, irónicamente, diciendo que le da igual, que va a hacer lo que le dé la gana. Será que beber pez con fanta es un hobby como cualquier otro.

"Estamos en esto por la palmadita en la espalda", dice Jake Green en Revolver (Guy Ritchie, 2005). Ése es el problema que tiene la sociedad actual. Somos adictos a la aprobación ajena, la toma de decisiones individual hoy en día ya no existe. Cada uno se somete a ella como quiere, ya sea sacando buenas notas porque se lo dicen sus papás, comprándose un coche muy bonito porque le da envidia al vecino, o bebiendo peces porque a algunos desconocidos en YouTube les puede hacer gracia. Éste chico no es más que un reflejo satírico de nuestras vidas, pero no lo sabemos. Por eso tenemos el coraje de criticarle.


Somos monos en trajes suplicando por la aprobación de otros                                                                                                                                                   Jake Green, Revolver




sábado, 7 de febrero de 2015

Blade Runner // Fury


Cuentan los amigos de Lampedusa, autor de "El Gatopardo" (que, por cierto, también tiene versión en el cine), que se temía que lo que había escrito fuera "una porquería". La novela, pese a que fue aclamada por la crítica una vez publicada, fué rechazada por dos editoriales antes de ser lanzada al público.Y cuenta Javier Marías en "Vidas escritas" que a muchos de los grandes autores de finales del XIX y principios del XX no les gustaban muchas grandes obras literarias, consideradas clásicas hoy en día (aunque, curiosamente, a casi todos les encantaban Cervantes y Shakespeare). Y, ¿por qué cuento yo todo este rollo? Pues para poner la venda antes de la herida. A mi no me gusta Blade Runner.

Blade Runner (Ridley Scott, 1982) es considerada como la gran película de ciencia ficción, vaya usted a saber por qué. En un futuro distópico (tema que hoy en día se está ya sobreexplotando, quien sabe si por influencia de películas como esta), los robots, llamados replicantes, son más fuertes y más listos que los humanos. Trabajaban como esclavos hasta que un grupo de ellos se rebela, se lía parda y los humanos se dan cuenta de que hay que pararles los pies o nos esclavizan ellos a nosotros. Para detenerles les expulsan de la tierra y mandan a un grupo de policías, los "Blade Runners", a cazar a los replicantes que no hayan acatado la orden.

Con estas premisas aparece Harrison Ford interpretando a un policía retirado al que prácticamente le fuerzan a salir de su retiro para parar a unos replicantes bastante chungos que se están cepillando a todo el que pillan por delante. El hombre acepta a desgana, y también vive a desgana. Este tipo es la persona mas sosa, plana y poco interesante de la historia del cine. El hombre no hace mas que beber mucho whiskey, lamentarse de vez en cuando del fregao en el que le han metido y poner siempre la misma cara. Ah si, y resulta que se enamora de la tía esta que he puesto al principio de la entrada, que, sorpresa, es replicante.

Mientras nuestro policía está haciendo el canelo toda la peli, por el otro lado tenemos a un rubio muy chungo que se va cargando a todo el mundo no se sabe muy bien por qué, suponemos que porque es malo. O por que le jode mucho todo el rollo de no ser inmortal, pero a mi también y no voy por ahí pegando a señores que fabrican ojos. Si el lector goza de una excepcional perspicacia, podrá haberse percatado de que el argumento no resulta excesivamente atractivo. Todo esto ocurre con una falta de ritmo que aburre hasta a las ovejas (nunca mejor dicho) y con planos aburridísimamente largos de una ciudad que tiene unos callejones muy transitados y está muy oscura, y se supone que tiene que ser angustiosa, o dar pena, o algo así. A mí solo me dan ganas de cerrar los párpados.

Llegando ya a los útlimos veinte minutos de película yo ya tenía todas mis esperanzas puestas en el final. Llegamos a una persecución tipo "El resplandor" y, cuando el rubio ya tiene al policía para cargárselo, resulta que no. Después de que se ha recorrido medio universo masacrando a todo el mundo por que sí, cuando tiene en las narices al bueno de la película, que es el único que ha hecho algo por matarle, suelta una gilipollez pretenciosa brutal sobre lágrimas en la lluvia y estrellas en Orion, y se muere ahí mismo.Pero esto qué es, diría Matías Prats.


O sea, que Ridley Scott me ha tenido dos horas viendo planos de una ciudad muy oscura, de Harrison Ford con cara de palo y de un rubio y sus amigos malotes asesinando inocentes para que al final, nada. El intento de plantear la pregunta sobre la inteligencia de las máquinas, y la línea que diferencia máquina y humano ya se hizo en "2001" cien veces mejor. Total, que al final se va Harrison Ford con la tía replicante y viven felices y comen perdices. O no, porque resulta que pretenden que me crea que el poli también es un replicante, pero llegado a este punto ya no podía interesarme menos la película, como para encima intentar enterarme de algo que no tiene ni pies ni cabeza.(2/5)
Pero fueron escasos los que no supieron apreciar la dificultad que tiene Scott para narrar con sencillez una historieta tan simple - Diego Galán, El País

 Más recientemente he visto "Fury", aquí traducida como "Corazones de Acero", que no tiene nada que ver,Está dirigida por David Ayer, y con Brad MACHOTE Pitt en el papel del protagonista. Tampoco me parece que tenga suficiente tela que cortar como para hacer una entrada independiente, así que comento lo que me ha parecido brevemente.

La película se sitúa en la II G.M y trata el archirepetidísimo tema de soldado panoli llega al ejército y sus compañeros le hacen "bullying". Con este argumento uno casi se ve venir el final, lo que no se espera es que llegue de una manera tan estúpida. Tampoco hay mucho más que comentar, esta película ya se ha hecho antes y se ha hecho mejor. Muy buena dirección artística, buena interpretación de Brad MACHOTE Pitt, personajes planos y acartonados (¿se empieza a entender lo de MACHOTE?)...el desarrollo es demasiado lento para ser una película de acción, la película es demasiado estúpida como para ser seria.Y el final es el más absurdo que he visto en mucho tiempo. (2.5/5)
Ideals are peaceful. History is violent - Sgt.Wardaddy

miércoles, 4 de febrero de 2015

Slumdog Millionaire



Ocho premios Oscar resulta que tiene la película. A mí que me lo expliquen, porque no los veo por ningún lado.

Slumdog Millionaire es la historia de un indio que va a "Quién quiere ser millonario" y acierta todas las preguntas. Esto le parece muy sospechoso a la policía india y deciden torturarle (!), no vaya a ser que gane. Ya de paso, mientras intenta probar su inocencia demostrando por qué se sabia las respuestas, pues nos cuenta su vida.

Resulta que el indio con cara de empanado ha vivido más penurias que un anuncio de UNICEF. Y ese es el problema, que la película parece un anuncio de una ONG. Durante la mayor parte del largometraje se nos quiere hacer ver la situación de los niños en la India, donde algunos tienen que pedir para poder comer, están controlados por las mafias y son tratados como mercancía. Pero en vez de solo hacernos ver, la película quiere hacernos sentir, y me toca la moral que me digan lo que tengo que sentir, ya sea en forma de risas enlatadas en las comedias, de violín triste en los dramas, o como esta película, que se empeña mas en darme lástima que en mostrarme una realidad objetiva. "Ciudad de Dios", película en la que Slumdog Millionaire parece inspirarse, no saca a niños pequeños empanados con cara de pena a ver si cuela y al espectador le salta la lagrimilla, simplemente cuenta una historia no real, pero si verdadera, de un chico normal en un ambiente hostil. Y lo hace maravillosamente bien.

Slumdog Millionaire, en cambio, muestra unos personajes inestables y poco profundos, que lo mismo son colegas del protagonista como le dan una puñalada en la espalda, y con la misma naturalidad con la que son amigos, en la siguiente escena son enemigos. El protagonista, para haber pasado por lo más desagradable que tiene la humanidad, es un "Bartolo" de cuidado, que con su cara de tonto luego resulta que viola camioneros en la M-30. Se nos muestra engañando a turistas americanos sacándoles los cuartos pero luego tiene una actitud pasiva y casi sumisa. Pues lo siento, pero no me lo creo.

Y para terminar la crítica, vamos a hablar de cómo termina la película. Después del final, que ocurre en la India pero se ve venir desde España, hay una ¿autoparódica? escena de créditos en la que salen el protagonista y su novia (que, por cierto, mientras el otro la buscaba, se estaba enrollando con medio Nueva Delhi) ejecutando una coreografía al estilo de los backstreet boys o los vídeos de K-pop, en medio de una estación de tren.

La película no es tan mala como probablemente hace ver la crítica, pero me molesta que se premie y se valore más a estos pseudodramas sensibloides de lágrima fácil que a películas buenas.Por ejemplo, "Drive" solo recibió una triste nominación al mejor sonido. Mientras tanto, si sacas indios cieguitos, te caen ocho. (2.5/5)

Whiplash // Nightcrawler


Damen Chazelle presentó en 2013 un corto sobre un batería de jazz y su estricto profesor en el conservatorio. A partir de idea, de unos 13 minutos de duración, rodó este largometraje, titulado Whiplash, y protagonizado por Miles Teller, que resulta ser uno de los amigos de Tris en la desastrosa "Divergente". Afortunadamente, aquí el chico hace un papel mucho mas digno.


Junto con J.K. Simmons conforman la pareja principal de la película, al estilo del sargento de artillería Hartman y el recluta patoso ("La chaqueta metálica", 1987). Aquí no hay donuts de por medio, pero a efectos es casi lo mismo. Solo que, ésta vez, el recluta es de todo menos patoso, y, de hecho, se toma bastante en serio el mundo de la batería.

Y ésta es la gracia de la película. Lo normal es pensar que un batería de jazz no da para una película, mucho menos para una nominada al Oscar, pero Andrew lleva su afición a tal extremo que la convierte en paranoia. Planos de sangre, sudor y lágrimas se repiten a lo largo de la película, empujando un poquito más al abismo a Andrew. Bordeando la línea entre alumno aventajado y genio loco, cae en una espiral descendente de exigencia, acompañada por los golpes de batería de Charlie Parker y Buddy Rich.

"El rock es una piscina, el jazz es todo un océano", decía Carlos Santana. Yo siempre me ahogo en ese océano, y me considero incapaz de comprender el jazz, pero "Whiplash" consiguió despertar mi interés sobre el género. Fué solo durante la duración del metraje, unas dos horas, pero nadé por primera vez en el océano del jazz. Aunque fuera con manguitos.

La única mancha que tiene esta película, el único obstáculo que le impide pasar a ser una de las grandes del cine, es su conclusión ilógica y estereotípica. Andrew está obsesionado con el éxito, ciego a la realidad, al igual que todos los que se centran en algo y se olvidan de vivir, sea ese algo el trabajo, los estudios, o levantarse a la vecina del quinto. Andrew cae cada vez más hondo en el agujero de su propio ego hasta que, deus ex machina, le invitan a un concierto, se marca un solo de batería que ni Dave Lombardo y se acaba la película. Pues vaya. Musicalmente es espectacular, y artísticamente también, pero mientras ruedan los créditos por la pantalla uno no puede evitar sentirse algo decepcionado. La vida no es así, el espectador lo sabe y Chazelle también... pero esto es Hollywood. (4/5)

  • "There are no two words in the English language more harmful than good job" Terrence Fletcher


Además de Whiplash, también he visto Nightcrawler, dirigida por Dan Gilroy e interpretada por Jake Gyllenhaal. Otro director novato y otra buena película, pero esta tiene menos tela que cortar. Buena interpretacion de Gyllenhaal, como siempre (Donnie Darko, Zodiac, Prisoners), el papel de rarito le viene como anillo al dedo. La película es una crítica a la falta de moral de los medios de comunicación, pero tampoco puedo decir nada de esto que no sepamos ya. El dinero manda, y si lo ve gente, hay dinero, así que el protagonista se dedica a grabar lo mas sucio y morboso de la noche de L.A para luego vendérselo a las cadenas de televisión. Retorcida, oscura, bien dirigida y fantásticamente interpretada. (3.5/5)
  •  "Pero recuerden que jamás les pediría algo que yo no haría" Lou Bloom