miércoles, 4 de febrero de 2015

Slumdog Millionaire



Ocho premios Oscar resulta que tiene la película. A mí que me lo expliquen, porque no los veo por ningún lado.

Slumdog Millionaire es la historia de un indio que va a "Quién quiere ser millonario" y acierta todas las preguntas. Esto le parece muy sospechoso a la policía india y deciden torturarle (!), no vaya a ser que gane. Ya de paso, mientras intenta probar su inocencia demostrando por qué se sabia las respuestas, pues nos cuenta su vida.

Resulta que el indio con cara de empanado ha vivido más penurias que un anuncio de UNICEF. Y ese es el problema, que la película parece un anuncio de una ONG. Durante la mayor parte del largometraje se nos quiere hacer ver la situación de los niños en la India, donde algunos tienen que pedir para poder comer, están controlados por las mafias y son tratados como mercancía. Pero en vez de solo hacernos ver, la película quiere hacernos sentir, y me toca la moral que me digan lo que tengo que sentir, ya sea en forma de risas enlatadas en las comedias, de violín triste en los dramas, o como esta película, que se empeña mas en darme lástima que en mostrarme una realidad objetiva. "Ciudad de Dios", película en la que Slumdog Millionaire parece inspirarse, no saca a niños pequeños empanados con cara de pena a ver si cuela y al espectador le salta la lagrimilla, simplemente cuenta una historia no real, pero si verdadera, de un chico normal en un ambiente hostil. Y lo hace maravillosamente bien.

Slumdog Millionaire, en cambio, muestra unos personajes inestables y poco profundos, que lo mismo son colegas del protagonista como le dan una puñalada en la espalda, y con la misma naturalidad con la que son amigos, en la siguiente escena son enemigos. El protagonista, para haber pasado por lo más desagradable que tiene la humanidad, es un "Bartolo" de cuidado, que con su cara de tonto luego resulta que viola camioneros en la M-30. Se nos muestra engañando a turistas americanos sacándoles los cuartos pero luego tiene una actitud pasiva y casi sumisa. Pues lo siento, pero no me lo creo.

Y para terminar la crítica, vamos a hablar de cómo termina la película. Después del final, que ocurre en la India pero se ve venir desde España, hay una ¿autoparódica? escena de créditos en la que salen el protagonista y su novia (que, por cierto, mientras el otro la buscaba, se estaba enrollando con medio Nueva Delhi) ejecutando una coreografía al estilo de los backstreet boys o los vídeos de K-pop, en medio de una estación de tren.

La película no es tan mala como probablemente hace ver la crítica, pero me molesta que se premie y se valore más a estos pseudodramas sensibloides de lágrima fácil que a películas buenas.Por ejemplo, "Drive" solo recibió una triste nominación al mejor sonido. Mientras tanto, si sacas indios cieguitos, te caen ocho. (2.5/5)

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