jueves, 15 de agosto de 2019

Distopía cuñadil



Se ha puesto de moda emplear cuñao para todo últimamente -todo aquello con lo que uno no está de acuerdo, claro-, y se está perdiendo la verdadera acepción de cuñao, que es, a mi ver, una persona que expresa opiniones muy fuertes sobre temas de los que no entiende lo suficiente.

El tema de "La Manada" es muy dado al cuñadismo. Nadie sabe lo suficiente de derecho como para emitir un juicio desde el sofá de su casa, no digamos ya saber más que los juristas que han trabajado el caso en la Audiencia Provincial y en el Tribunal Superior de Justicia de Navarra (que además cuenta con pruebas que no se han hecho públicas). Aún así, a nadie le tiembla la mano al bajar su mazo personal y dictar sentencia sobre el caso, aunque contradiga a la interpuesta por las autoridades.

Aunque un poco osado, en principio no hay nada malo en tener una opinión sobre el juicio, se puede pensar. Y es verdad. Pero, como he comentado, el cuñadismo se ha apoderado de los temas polémicos y ya nadie tiene reserva ni cautela cuando expresa opiniones sobre estos temas; el monopolio de la corrección política se ocupa de señalar y exterminar disidentes. En este tema en concreto, el tirón mediático ha sido tal que la acusación vió oportuno interponer un recurso al Tribunal Supremo (supongo que no todos los casos similares en los que la acusación está en desacuerdo con la resolución del juicio llegan tan alto). Y el Tribunal Supremo ha tumbado la resolución de los dos anteriores de manera, además, sorprendentemente rotunda.

Personalmente no tengo opiniones especialmente fuertes sobre la sentencia. Lo que decidan los jueces me parece correcto: si ajustándose al marco de la ley es violación, que caiga la sentencia sobre los acusados, y si no, que cumplan con la pena que se les imponga, cualquiera que sea. Lo que me parece llamativo es que se hayan podido llevar a cabo dos apelaciones, quién sabe si consecuencia de la presión social, de las cuales la última, más importante y más cercana al poder, cambia el carácter de la sentencia en gran medida. Suena distópico.

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