miércoles, 17 de junio de 2015

Straight // Wolfenstein:TOB


Normalmente escribo sobre las películas malas, porque de las buenas no hay nada que decir que no esté cien veces repetido ya. No voy a ser yo el primero que diga que La lista de Schindler es una obra maestra, por ejemplo, pero sí que es mas interesante explicar por qué V de Vendetta sólo es buena película para los anarquistas de sillón que hay en Twitter.

Ya habrá tiempo de tratar el tema de V de Vendetta, pero hoy vengo a romper la regla. Son, al momento de escribir esto, las 2:30 AM , y hace unas dos horas había pensado ver una película de las pendientes que tengo para pasar el rato hasta las 3, que empieza el sexto partido de las finales de la NBA. Una historia verdadera. Esa mismo, me dije, y le di al play sin pensármelo mucho.

Qué gran película. Seguramente no me hubiera impactado tanto si no fuera porque no tenía muchas expectativas puestas en ella, pero qué gran película. En clara línea ascendente, todo lo que no queda claro desde el principio, las cosas que no nos encajan, los interrogantes sobre la vida del protagonsita, se clarifican con el paso del tiempo al igual que, teniendo próxima su muerte, Alvin Straight ve con claridad la vida y decide abandonar su orgullo, redimirse, reconciliarse con su pasado montado en un cortacésped John Deere. Un camino que, irónicamente, sólo un señor octogenario con dificultad incluso para mantenerse en pie puede recorrer. Sencilla en su propuesta pero profunda en su significado, ojalá todas las películas de Lynch fueran así (pero no).

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Como estamos en fechas del E3 y he terminado los exámenes, he tenido tiempo de terminar el Wolfenstein: The Old Blood, lanzado este 2015, pero precursor, en la línea temporal del juego, del Wolfenstein: The New Order de 2014, para mí uno de los juegos del pasado año. ¿Es, entonces, este Old Blood superior a su predecesor? Pues no.

TOB está pensado como una expansión del juego original, y no funciona del todo bien como juego por sí solo. Aunque las mecánicas jugables siguen estando ahí (los tipos de armas, el sistema de coberturas, el manejo del juego), tienden a repetirse mucho más que en su predecesor, y no traen ninguna mejora significativa. Además la historia es muy simplona, prácticamente una excusa para ponernos a pegar tiros, y dura solo cerca de seis o siete horas. El motor gráfico, por otra parte, es el "id Tech 5", que lleva siendo una broma de mal gusto desde el Rage (2011). El popping es calamitoso en algunas fases del juego.

A pesar de todo esto, me parece bastante bueno. ¿Por que?, pues porque es casi tan divertido como The New Order, y con un "casi", en este caso, basta y sobra. No tenemos los grandes escenarios y momentos de su precursor (el nivel en el que B.J va a la luna es colosal), los personajes aparecen y desaparecen sin tener mucha trascendencia y se han empeñado en meter zombis no se sabe muy bien por qué, pero el diseño de niveles sigue siendo muy bueno, la ambientación es fantástica, y, en general, sigue siendo un Wolfenstein muy bien hecho. Como juego por sí solo se queda corto (además literalmente), pero como expansión de The New Order cumple sobradamente.



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